Capítulo 32

DEL ESTADO DEL HOMBRE DESPUÉS DE LA MUERTE Y DE LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS

32.1– Los cuerpos de los hombres vuelven al polvo después de la muerte y ven la corrupción,1 pero sus almas (que ni mueren ni duermen), teniendo una subsistencia inmortal, vuelven inmediatamente a Dios que las dio.2 Las almas de los justos, siendo entonces hechas perfectas en santidad, son recibidas en los más altos cielos en donde contemplan la faz de Dios en luz y gloria, esperando la completa redención de sus cuerpos.3 Las almas de los malvados son arrojados al infierno, en donde permanecen atormentados y envueltas en densas tinieblas, en espera del juicio del gran día.4 Fuera de estos dos lugares para las almas que están separadas de sus cuerpos, la Escritura no reconoce ningún otro.

  1. Génesis 3:19; Hechos 13:36
  2. Lucas 23:43; Eclesiastés 12:7
  3. Hebreos 12:23; 2 Corintios 5:1, 6, 8; Filipenses 1:23 con Hechos 3:21 y Efesios 4:10
  4. Lucas 16:23-24; Judas 6-7; Hechos 1:25; 1 Pedro 3:19

32.2– Los que se encuentren vivos en el último día, no morirán, sino que serán transformados,5 y todos los muertos serán resucitados con sus mismos cuerpos, y no con otros, aunque con diferentes cualidades, y éstos serán unidos otra vez a sus almas para siempre.6*

  1. 1 Tesalonicenses 4:17; 1 Corintios 15:51-52
  2. Job 19:26-27; 1 Corintios 15:42-44

*Por favor lea la declaración adicional que está abajo del capítulo 33

32.3– Los cuerpos de los injustos, por el poder de Cristo, resucitarán para deshonra; los cuerpos de los justos, por su Espíritu, para honra, y serán hechos entonces semejantes al cuerpo glorioso de Cristo.7

  1. Hechos 24:15; Juan 5:28-29; Filipenses 3:21; 1 Corintios 15:43