Capítulo 27

DE LOS SACRAMENTOS

27.1– Los sacramentos son señales y sellos santos del pacto de gracia,1 instituidos directamente por Dios,2 para representar a Cristo y a sus beneficios, y para confirmar nuestra participación en Él,3 y también para establecer una distinción visible entre aquellos que pertenecen a la iglesia y el resto del mundo,4 y para comprometerlos solemnemente al servicio de Dios en Cristo, conforme a su Palabra.5

  1. Romanos 4:11; Génesis 17:7, 10
  2. Mateo 28:19; 1 Corintios 11:23
  3. 1 Corintios 10:16; 11:25-26; Gálatas 3:27
  4. Romanos 15:8; Éxodo 12:48; Génesis 34:14
  5. Romanos 6:3-4; 1 Corintios 10:16, 21

27.2– Hay en cada sacramento una relación espiritual, o unión sacramental, entre la señal y la cosa significada; de donde llega a suceder que los nombres y efectos del uno se atribuyen al otro.6

  1. Génesis 17:10; Mateo 26:27-28; Tito 3:5

27.3– La gracia que es mostrada en los sacramentos, o por ellos usados rectamente, no es conferida por algún poder que haya en ellos; ni la eficacia del sacramento depende de la piedad o intención del que lo administra,7 sino de la obra del Espíritu,8 y de la palabra de la institución; la cual contiene junto con un precepto que autoriza el uso del sacramento, una promesa de bendición para los que lo reciben dignamente.9

  1. Romanos 2:28-29; 1 Pedro 3:21
  2. Mateo 3:11; 1 Corintios 12:13
  3. Mateo 26:27-28; Mateo 28:19-20

27.4– Sólo hay dos sacramentos instituidos por Cristo nuestro Señor en el evangelio; y son el bautismo y la Cena del Señor; ninguno de los cuales debe ser administrado sino por un ministro de la Palabra legalmente ordenado.10

  1. Mateo 28:19; 1 Corintios 11:20, 23; 1 Corintios 4:1; Hebreos 5:4

27.5– Los sacramentos del Antiguo Testamento, en lo que se refiere a las cosas espirituales significadas y manifestadas por ellos, eran, en sustancia, iguales que los del Nuevo.11

  1. 1 Corintios 10:1-4